martes, 11 de marzo de 2014

Crónicas Gamer: Mi primera vez

En el año 1985 las cosas eran algo “ligeramente” distintas a como son ahora.

Los que éramos niños en ese entonces pasábamos tiempo en la televisión para “VER TELEVISIÓN”, de la que según la realidad era 1 solo TV en la casa, y de lo poco que entregaba la programación, no tengo una imagen clara,o sea, 30 años después no me puedo acordar que daban en la cajita mágica en esos momentos.


Eran tiempos tan amables que recuerdo que yo iba desde mi casa (con 5 años) al supermercado que quedaba atravesando el centro de Constitución, en una de esas incursiones ocurriría algo que cambiaría mi vida para siempre.

Iba caminando frente a la plaza y escucho un escándalo que hay en algún local, con la curiosidad de niño me acerque y miré,  ¿qué es esto? me  pregunté, resulta que en ese establecimiento habían filas de armatostes con pantalla, algunas perillas rojas y botones. Por edad y estatura no entendía mucho de que se trataba, al fondo había una mesa con la misma configuración, pero con una pantalla donde debía estar la mesa.


Me acerqué, y lo que vi me pareció tan atrayente que quedé absolutamente absorto. Una ranita debía atravesar una carretera llena de vehículos para encontrarse de nuevo atravesando un río donde había que saltar hacia unos troncos para finalmente llegar al otro lado de la pantalla.

Alucinaba, no podía entender cómo era posible tanta maravilla, como era posible que pudieses mover un elemento dentro de la pantalla, el tono música de 8 bits, no era la gran maravilla pero junto con los fx se me quedo pegado, perdí la noción del tiempo, luego recordé que tenía que ir a comprar, pero no me era posible sacarme de la cabeza aquella maravilla tecnológica que había visto.

Después de ir a comprar pasé de nuevo, habían más niñitos jugando, uno amablemente me dio 1 ranita, ¡¡fue la sensación más maravillosa del mundo!!!, quería seguir jugando, pero llevaba la plata justa para las compras, no podía hacer nada.

Luego de 2 horas fuera de casa (cuando comúnmente me demoraba 30 minutos), mi madre con su preocupación de mamá me retó por haberme demorado tanto, inútilmente traté de explicarle lo que había visto y lo que me había producido, ella de otra generación nunca entenderá como un aparato electrónico puede entusiasmar tanto a alguien.


No éramos precisamente gente que disponía de plata a diario en ese entonces (y ahora tampoco), entonces el pedirle los 10 pesos que costaba una ficha a mi madre era casi un insulto al presupuesto, no había plata para esas cosas. Si quería jugar debía conseguir plata de algún lado… debía hacerlo, la idea de mover a la ranita no salía de mi cabeza, se lo comenté a algunos amigos.

Mi amigo Juan Carlos era del mismo nivel socioeconómico que yo, entonces estábamos absolutamente cagados, pero algo paso. De un momento a otro mi amigo apareció con mucha plata, porque convengamos que 5 mil pesos en ese entonces era muuuchaaa plata, “vamos a los flipper” me dijo, yo con la experiencia que había tenido hace unos días, no iba a perder tal oportunidad, le pregunté a mi madre si podía ir, y con los permisos correspondientes nos lanzamos a la vida.

Jugamos la ranita hasta que nos aburrimos, tomamos helado y comimos galleta hasta que nos hartamos, todo eso sin preguntar de donde había salido la plata que estábamos gastando.

Luego de eso no vi por una semana más o menos al Juan Carlos, su tía me decía que estaba enfermo, lo cuidaba su tía pues su mamá lo había abandonado cuando era un bebé y ella se hacía cargo de él. Cuando apareció finalmente conversamos y nos reíamos pensando que íbamos a hacer después de clases, lo más lógico y obvio era ir a jugar a la ranita.

Se repitió varias veces el hecho de que mi amigo aparecía con mucha plata, me invitaba, la gastábamos y él se desaparecía por 1 semana, nunca me pregunté qué era lo que pasaba, nunca pregunté de donde salía la plata, lo que interesaba era jugar y jugar, nada más.

De tanto jugar ya me había vuelto todo un experto, manejaba la rana a mi antojo (cabe destacar que después de mucho tiempo no me interesaba más juego que ese), conocía los tiempos, el espacio y hasta los defectos que tenía la maquina en que jugaba, lo que era según mis 5 años, lo más hermoso del universo.

Hace un par de años atrás me enteré que el jueguito en cuestión se llama Frogger, que salió en 1981 y que lo hizo KONAMI, me sentí sumamente mal por no haber sabido su nombre y desarrollador, pues como comenté al inicio, este fue el primer juego que amé.


Hace unos años fui a Constitución, donde estaban los “flippers” hay una sucursal de un banco, la ciudad estaba en una depresión profunda y mi amigo Juan Carlos, estaba preso por haber robado un banco en la misma ciudad.@mradonic

1 comentario:

  1. El remate de la historia me dejó helado, que buen relato compadre.

    Y que bueno que tengas un recuerdo tan claro de lo que fue tu 1er videojuego.

    Saludosh caurosh.

    ResponderEliminar